Copa del mundo esquí 2012-Soldeu

Luis Tejido en la pista Avent. Foto: Montilla

Todo comienza, como siempre, con una llamada: Se necesita un fotógrafo que sepa esquiar, domine el inglés y tenga ganas de enfrentarse a la ola frio siberiano que azota a toda Europa.

El destino es Andorra y el motivo la Copa del Mundo de esquí femenino 2012, un encargo de nuestros socios alemanes, la EPA y European Pressphoto Agency.

Con un día y medio de antelación no hay mucho margen de maniobra. En la página de la organización el mensaje es claro: Los fotógrafos tienen que tener un nivel alto de esquí y llevar camprones. Me sorprende la utilización de estos útiles propios de zonas peligrosas y condiciones extremas. Mi perfil es el de esquiador amateur pero no el de montañero preparado para la alta montaña. Con todo es un reto y los retos siempre me han gustado. Más aún cuando son desconocidos.

El viaje es largo: Hay que coger el material de esquí, cubrir 800 kilómetros y hacer los trámites aduaneros en los que seguramente invertiremos hora y media de tiempo. Ese mismo día nos convocan a los fotógrafos a una reunión, lo que me hace pensar, dada mi experiencia, que el trabajo es complicado.

Asisto a la reunión con el jefe de la “tribu” de la FIS para fotógrafos, Michel Cotí, de la agencia ZOON, que da cobertura al circuito de esta especialidad. Se debate un punto que puede parecer una simpleza, pero que tiene enorme importancia: el color adecuado para el peto o brazalete. En esta ocasión se ha elegido el azul que proporciona el libre acceso a la pista donde trataré de buscar el punto más adecuado para realizar el trabajo sin limitaciones, salvo la de respetar la trayectoria del esquiador. El tratamiento viene a ser el mismo de las grandes agencias mundiales, por lo que todos, al menos en esta ocasión, competimos en igualdad de condiciones.

La orden de Michel Cotí es clara: Hay que estar por lo menos una hora antes en el puesto. Luego pasará un comisario de la FIS y nos dará el “placet” o en su caso nos cambiará de ubicación, ya que durante la competición y por seguridad no es posible cruzar la pista.

La propuesta parece fácil, pero tiene su riesgo. A las 8 y media de la mañana hay que tirarse por la pista de los profesionales, sin calentar y con 20 kilos de material gráfico a la espalda. La pista presenta un hielo duro y firme gracias a la inyección de agua que le han proporcionado por la noche en un intento de que esté en perfectas condiciones de principio a fin de la carrera.

Las temperaturas, por tanto, son muy bajas. Se estima en 18 grados bajo cero en la pista, lo que unido al viento en contra, produce una sensación térmica próxima a los 20 o 25 grados bajo cero.
Mi preocupación ante esta circunstancia es que las baterías, muy sensibles al frio, aguanten la primera manga de la competición.

El primer día se suspende la competición debido al fuerte viento que en algunos momentos alcanza rachas de 55 km/hora. En la vela olímpica, la competición se suele suspender a partir de 24 nudos. La climatología siempre marca en devenir estas disciplinas.
La segunda jornada se presenta bien. Es un día frio y luminoso. Nos situamos y cubrimos la primera carrera de slalom. Acaba la primera manga con normalidad. Nos ponemos los esquíes y nos dirigimos a la Sala de Prensa para trasmitir todo el material, que en esta ocasión lo hacemos vía Frankfurt, sede central de la EPA. De esta forma abrimos una línea caliente de comunicación vía mail y simultaneamos la trasmisión de las fotografías con el correo electrónico que demandan nuestros socios. La sincronización es perfecta.
El tercer día tiene lugar la Gran Carrera de Slalom Gigante que trascurre de la misma forma y con toda normalidad. Se trasmite la prueba, las imágenes de color y los pódiums, y me despido de la mesa de edición Frankfurt. Recibo la contestación: “Goody mate !!! “Good job, thnx a lot & all the best”. La satisfacción es mutua.
Durante esta cobertura he compartido cartel con Javier Soriano (AFP), Joan Cortadellas (El periódico), Albert Egea (Reuters), Montilla (Diario deportivo) y los Hermanos Trovatti (AP), entre otros.
Una de las cosas que más me ha llamado la atención de esta cobertura ha sido en Sala de Prensa. Conozco muchos departamentos de este tipo con periodistas tan variados como los que acudieron al Mundial de Kore-Japón en la que había cerca de 4.000 informadores comiendo sushi antes de comenzar el partido inaugural. Pero en esta ocasión, según iban pasado los días, la Sala de Prensa era lo más parecido a un consultorio clínico, pues estaba llena de compañeros lesionados por caídas en la pista, unos con muletas y alguno con prótesis.
Ya de vuelta, y haciendo un análisis de lo acontecido, me quedo con la satisfacción de haber realizado un buen trabajo… Y de llegar entero a casa, que no es poco.

Categoría: FotoBlog |7 marzo, 2012 a las 16:22.

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